Jean-Marc Nattier es un personaje curioso. En Francia no era famoso, uno de sus clientes más importantes fue el zar de Rusia, que le pidió que lo siguiera a Moscú y se convirtiera en su artista de la corte. Pero se niega a preferir quedarse en su país natal.
Tenaz, se las arregla para alcanzar notoriedad en su país, gracias a su elegante habilidad para retratar y la velocidad de su accidente cerebrovascular.
Su carrera terminará en el olvido, además atacado y opuesto por Diderot, consultor de Catalina II para crear la colección que luego se convertiría en el núcleo central del Hermitage ... donde este trabajo encontró un hogar.
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