Jan Provost - Madonna en gloria (1524)


Jan Provost siempre presta atención obsesiva a la construcción. La Virgen está en una posición dominante en la pintura y es profusa de luz, ya que la envía culmina con la corona sobre la que descansa el Espíritu Santo, coronada por Dios.
Una conversación sagrada muy popular, con muchos personajes pero dos se destacan. La sibila persa tiene un vestido contemporáneo para el pintor, hermosa es su prenda ricamente decorada y llena de detalles preciosos. El rey David toca su lira y en éxtasis contempla.

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