Jacques-Louis David - Safo y Faón (1809)


El maestro pintor en la línea, el color, la naturaleza estática. Sus obras son la perfección desde todos los puntos de vista. Inmóviles, se convierten en la eternidad.
En la alcoba, los dos amantes se están preparando para su momento de éxtasis. Ella se abandona a sí misma, con la ropa que ya cae suave, liberando su cuerpo.
Cupido, cómplice, la distrae de su pasión por la poesía.
Una armonía que no puede dejarnos indiferentes.

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