Paul Cézanne - Mont Sainte-Victoire (1896-1898)


Más que frente a una pintura, aquí nos enfrentamos a una sinfonía real.
Todo el trabajo se basa en el ritmo de pinceladas largas y cortas que construyen los volúmenes del paisaje. El mayor condicionamiento es el de la imponente montaña que parece dirigir el ritmo global de la obra. Este es el comienzo de un camino que llevará a Cézanne a descomponer las figuras a través de las pinceladas, creando mosaicos reales.

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